-¿Qué amas?
-Yo amo la locura y la verdad,
el camino hacia el olvido,
la senda de "Dios dirá".
Yo amo la matemática exactitud,
la incertidumbre del que investiga
y las nubes de sueños del artista.
-¿Qué más?
-Yo amo el más y el menos,
lo posible y lo imposible,
la fantasía de lo certero
y la realidad de los cuentos.
Amo la vista a mi altura,
el azahar de este mundo,
la melodía de las aves
y el gusto de mis amantes .
-¿Nada más?
-Amo la noche y el alba,
la tierra y el mar,
amigos, familia...
el sabor del vino
y el placer de respirar.
-¿Ya está?
-Amo la vida del vivo
¿qué más puedo amar?
martes, 26 de mayo de 2009
miércoles, 20 de mayo de 2009
La pesadilla del soñador.
Todos escondemos tras nuestra fachada de hombres y mujeres adultos niños pequeños y asustados. Cuando la juventud arropa a las personas estas creen tener la fuerza para comerse el mundo, sin embargo poco a poco estas van menguando y se acomodan en un hueco de la realidad en el que la rutina los atrapa en una jaula de falsa felicidad, eso es de lo que tengo miedo y pienso...
¿Y si el moustruo me come,
me envuelve en la vacía rutina,
seca mi alma de arte y belleza
y me quedo muda, absurda,
tumbada en su estómago,
burbujeante de opio?
Maldad fría tienen sus ojos,
calculadoras caricias
sonríen a mis manos.
¿Y si sin darme cuenta...?
¿y si suspiro y un día,
se muere mi alma
y se seca su estómago?
¿Y si el moustruo me come,
me envuelve en la vacía rutina,
seca mi alma de arte y belleza
y me quedo muda, absurda,
tumbada en su estómago,
burbujeante de opio?
Maldad fría tienen sus ojos,
calculadoras caricias
sonríen a mis manos.
¿Y si sin darme cuenta...?
¿y si suspiro y un día,
se muere mi alma
y se seca su estómago?
martes, 5 de mayo de 2009
Ese extraño camino llamado "vida".
¿Qué es la vida? ¿Para qué vivimos? ¿Por qué? Miles de preguntas como estas rondaron las cabezas de muchos grandes antes que la mía, y estos días, y parándome a pensar en las penurias y desgracias que sufren los marineros de este navío llamado Tierra, me di cuenta de la relevancia de sus respectivas respuestas.
La vida es un milagro, indudable, un misterioso milagro del que solo alcanzamos a entender aquello que la ciencia o la filosofia consiguen mostrarnos, sin embargo pese a ser algo tan sumamente desconocido todo el mundo opina y posee su propia verdad sin llegar a conocerla totalmente (desgraciadamente, esto ocurre en todos los temas). Por ejemplo, un tema de actualidad, el aborto, la gente discute sobre él y yo me pregunto ¿saben lo qué es realmente? Yo no lo se y esta incertidumbre es algo que me provoca una inmensa desorientación. Cuestiono a mayores y jóvenes, a aquellos que se creen doctos en la materia, unos me contestan que con la muerte del feto no se pierde nada porque no hay nada vivo, pero ¿cómo saben qué no está vivo? ¿aunque no este vivo, es ético eliminar la posibilidad de una vida? No lo se. Por otro lado vuelvo a preguntar lo mismo y con el mismo convencimiento y cegación que los anteriores me responden con rotundidad, “matar a un bebe es un asesinato ¿no?”, pero ¿cómo saben qué es un bebe?. Y ante esta discrepancia tan atroz se me seca el cerebro y enmudecen mis labios, pues no saben, no conocen, no empatizan…mas si opinan y si juzgan.
Respecto al para qué que anunciaba antes, creo que debo decir que dicha cuestión me causa sino la misma más contrariedad que la anterior. Un niño nace, sus padres lo educan, termina sus estudios, con el fin de que le faciliten un trabajo, decide la pareja con la que formará su familia, tiene hijos, se jubila y a morir se ha dicho ¿qué aliciente hay aquí? ¿por qué cuando decides salirte del esquema te tachan de extraño, loco..? ¿Es que si adquieres conocimientos con el único fin de disfrutar, son inútiles? ¿Por qué has de limitar tu libertad atandote a otra persona? ¿Por qué tienes que hipotecar tu vida a unos seres a los que todavía no quieres? ¿Por qué cuando alcanzas una edad te imponen el esperar al frío aliento de la muerte? No lo entiendo, aunque cavilando por mi mente se me ocurrió una respuesta, por tradición. Por tradición, pensaban que vivían para contraer matrimonio y procrear, porque así lo dictaminaban las creencias de esa sociedad; entonces llego a la conclusión de que la respuesta a ese “para qué” se encuentran en nuestras creencias, por ejemplo en las religiones. ¿Y si Marx se equivocase? ¿y si la religión no fuese el opio sino el esquema de conducta, los límites del pueblo?
Y finalmente ¿por qué? Soy bastante esceptica en casi todo, pero me paro a observar los detalles, los acontencimientos que me llevan, y me pregunto ¿casualidad? Observo la inmensidad del cielo, las nubes, las estrellas… bajo la mirada y veo la sonrisa de un niño, la bondad altruista, la belleza de la naturaleza, su aroma…y dirijo mis pupilas al frente y me doi cuenta que ha pasado el tiempo ¿qué es el tiempo? Pasa sin darnos cuenta, es incorporeo, intangible, mas sabemos que existe porque sentimos sobre nosotros sus hilos, cual marionetas en sus manos de titiritero. Todo esto me abruma, el mundo parece tener sentido, un fin, un objetivo…pero quién elige una respuesta en este océano de versiones. La razón me dice que dos más dos son cuatro y que el cuatro no nace si no es resultado de esos sumandos, pero mi inteligencia no es suficiente para conseguir averiguar el signo que falta entre los dos primeros números. Lamento no tener las respuestas, aunque quizás mi mente no este capacitada para procesar esta información; me daría miedo pensar que estamos solos y frío pensar que alguien vigila todos mis pasos.
En una empresa peliaguda me he encauzado, pero necesito, al igual que todos, saber por qué vivo, para qué y cual es mi objetivo en este camino que empiezo a emprender. No soporto pensar que “para qué nacerá la gente, si nacer o morir son indiferentes”.
La vida es un milagro, indudable, un misterioso milagro del que solo alcanzamos a entender aquello que la ciencia o la filosofia consiguen mostrarnos, sin embargo pese a ser algo tan sumamente desconocido todo el mundo opina y posee su propia verdad sin llegar a conocerla totalmente (desgraciadamente, esto ocurre en todos los temas). Por ejemplo, un tema de actualidad, el aborto, la gente discute sobre él y yo me pregunto ¿saben lo qué es realmente? Yo no lo se y esta incertidumbre es algo que me provoca una inmensa desorientación. Cuestiono a mayores y jóvenes, a aquellos que se creen doctos en la materia, unos me contestan que con la muerte del feto no se pierde nada porque no hay nada vivo, pero ¿cómo saben qué no está vivo? ¿aunque no este vivo, es ético eliminar la posibilidad de una vida? No lo se. Por otro lado vuelvo a preguntar lo mismo y con el mismo convencimiento y cegación que los anteriores me responden con rotundidad, “matar a un bebe es un asesinato ¿no?”, pero ¿cómo saben qué es un bebe?. Y ante esta discrepancia tan atroz se me seca el cerebro y enmudecen mis labios, pues no saben, no conocen, no empatizan…mas si opinan y si juzgan.
Respecto al para qué que anunciaba antes, creo que debo decir que dicha cuestión me causa sino la misma más contrariedad que la anterior. Un niño nace, sus padres lo educan, termina sus estudios, con el fin de que le faciliten un trabajo, decide la pareja con la que formará su familia, tiene hijos, se jubila y a morir se ha dicho ¿qué aliciente hay aquí? ¿por qué cuando decides salirte del esquema te tachan de extraño, loco..? ¿Es que si adquieres conocimientos con el único fin de disfrutar, son inútiles? ¿Por qué has de limitar tu libertad atandote a otra persona? ¿Por qué tienes que hipotecar tu vida a unos seres a los que todavía no quieres? ¿Por qué cuando alcanzas una edad te imponen el esperar al frío aliento de la muerte? No lo entiendo, aunque cavilando por mi mente se me ocurrió una respuesta, por tradición. Por tradición, pensaban que vivían para contraer matrimonio y procrear, porque así lo dictaminaban las creencias de esa sociedad; entonces llego a la conclusión de que la respuesta a ese “para qué” se encuentran en nuestras creencias, por ejemplo en las religiones. ¿Y si Marx se equivocase? ¿y si la religión no fuese el opio sino el esquema de conducta, los límites del pueblo?
Y finalmente ¿por qué? Soy bastante esceptica en casi todo, pero me paro a observar los detalles, los acontencimientos que me llevan, y me pregunto ¿casualidad? Observo la inmensidad del cielo, las nubes, las estrellas… bajo la mirada y veo la sonrisa de un niño, la bondad altruista, la belleza de la naturaleza, su aroma…y dirijo mis pupilas al frente y me doi cuenta que ha pasado el tiempo ¿qué es el tiempo? Pasa sin darnos cuenta, es incorporeo, intangible, mas sabemos que existe porque sentimos sobre nosotros sus hilos, cual marionetas en sus manos de titiritero. Todo esto me abruma, el mundo parece tener sentido, un fin, un objetivo…pero quién elige una respuesta en este océano de versiones. La razón me dice que dos más dos son cuatro y que el cuatro no nace si no es resultado de esos sumandos, pero mi inteligencia no es suficiente para conseguir averiguar el signo que falta entre los dos primeros números. Lamento no tener las respuestas, aunque quizás mi mente no este capacitada para procesar esta información; me daría miedo pensar que estamos solos y frío pensar que alguien vigila todos mis pasos.
En una empresa peliaguda me he encauzado, pero necesito, al igual que todos, saber por qué vivo, para qué y cual es mi objetivo en este camino que empiezo a emprender. No soporto pensar que “para qué nacerá la gente, si nacer o morir son indiferentes”.
Mi tierra
Madre,
Infinita fuente de fuerza y de luz, supongo que después de lo vivido no te sorprenderá este pequeño y humilde escrito. ¡Ay! Princesa entre dos aguas, has sido protagonista de las ansias de cientos de bohemios insanos, que detrás de todos sus defectos si tenían una virtud, amarte madre.
Amante infinita de tus hijos, luchadora incansable. Tú, preciosa, la mejor de las mujeres, dulce melodía que susurra entre las olas, eres sal en la tristeza, pasión en tus rutinas, valiente en tus desafíos y bella, bella, reina mora, bella, como no otra. ¿Cuántos se han perdido enamorados de ti, madre? ¿Cuántos han desquebrajado su alma al tener que abandonarte, madre? ¿Cuántos? ¿Cuántos han dejado su vida y su espíritu en poemas, pinturas y escenarios, hablando de ti, madre? Cuantos.
No hay nada comparable a tu alma. Vagué incansable por el mundo, repiré aires no perfumados de azahar, ví cielos sin estrellas, campos sin jilgueros, gente sin sonrisa… anduve por tierras lejanas en busca de aventuras y emociones, y solo encontré una, una madre, la aventura de la nostalgia del paraíso y la añoranza de que mis lágrimas se deslizaran en la arena de tus orillas, porque cada paso que a mi cuerpo alejaba de ti, acercaba mi mente a tu pecho.
Día tras día, pienso en los momentos que viví contigo, en los momentos que lloré y reí, y cada segundo siento más compasión de mis verdugos, pues son grises e insulsos. ¡Ay! Ignorantes...se creen reyes en vida y nunca aprendieron a vivir, a tocar la libertad con las manos, a soñar una incansable mañana, a probar el dulce incorpóreo de la incertumbre, a beber por reír, a llorar por temblar, a amar, a doler, a disfrutar. Madre, gracias por no dejarme ser como ellos, gracias por haberle permitido al viento que acariciase mi pelo, gracias por dorar mi piel con el resplandor de tu mirar, gracias por ese maravilloso don que me diste, sí, ese que me descubre la belleza de la nea, ese don que me hace sufrir al compás de los pasos de mi Dios, ese que me permite morir de placer cuando mi corazón escucha el profundo cantar de una guitarra. Madre, gracias.
Alegre y vivaz te mostraste en tus más tempestuosas tragedias, junto a tus ocho soles. Los echo muchísimo de menos... ¿Cómo estarán? La mayor, la mayor, seguirá como siempre espero, elegante y sobria, pero brillante, brillante en un cielo de olivos. ¡Qué recuerdos! Aún me tiembla el pulso cuando viene a mi cabeza aquel día en el que tu chiquillo escondió a mi primer amor entre las cañas de la playa, le doy gracias a la vida por haberme permitido criarme con esa fuente de salero y gallardía que es tu muchacho, jamás olvidaré como cuidó de mí. Creo recordar que ahora en febrero es el cumpleaños de tu chica ¿no?, en mi memoria está la cantidad de novios que le salían por estas fechas, ¡qué niña esta! Tan alegre como tú. Felicítala y dale un beso a todos los demás de parte de aquella que los quiso tanto.
Libertad, libertad es tu segundo nombre. Cada día, cada luna, a todos nosotros nos enseñaste a ser libres y no de la manera fácil y seca con la que algunos se contentan, nos enseñaste a ser libres a pesar de las cadenas, libres de corazón y de sangre, libres de alma y de espíritu... ¿Cómo darte las gracias madre?
Un poco triste me estoy poniendo y no quiero, porque sé que no te gusta, pero es que un frío aterrador asola mi alma, me atormenta el no poder morir entre tus brazos o luchando por ti o por mis hermanos, como lo hizo aquel que te pintó entre palabras y cuya obra sirvió de pan a espíritus hambrientos como el mío. Me dí cuenta tarde de que esta guerra corresponde a otro soldado, más no es tanto mi pesar, pues he llevado tu corazón por bandera y he intentado acercar tu esmeralda a todas las almas errantes que encontré en mi camino.
Cuando el sol muere bajo los muros de mi jaula y hace aparición la luz blanca más hermosa, mi alma marinera vuelve contigo a jugar entre tus faldas, como antaño madre. No tengo riquezas que ofrecerte princesa, ni glorias que te enorgullezcan, solo un pecado, por el que estoy presa, mi sentimiento de libertad, guardado en este corazón valiente, defendido por mis mejores armas, una espada de tinta y este blanco escudo de papel.
Intensamente respiro con el único objetivo de poder volver a oler tu perfume antes de mi fin. Solo un consuelo me queda madre, pues se que si Dios te puso en la tierra, te tendrá también en el cielo, y esa es mi esperanza, verte a la otra orilla cuando baje de la barca, verte a ti, el vientre donde nací, el primer aliento que exhalé...
Amiga, confidente, reina...el mejor cuadro jamás pintado, musa miliunanochesca de mi inspiración, ya va a nacer el sol, ya llega mi hora, más no te preocupes, porque ya no tengo miedo. Madre ya sabes lo que siento, ya sabes que aunque me fui nunca te olvidé, que siempre te guardé en el lugar más querido de mi alma y que si alguna vez se me concedió el lujo de ser feliz, fue yendo de tu mano. Nada me haría más desdichada que hacerte llorar, no derrames ni una lágrima. Querida, concédeme un último deseo, sonríe, quiero que sonrías con más intensidad que nunca, por favor, quiero que lo último que vean mis pupilas sea el lejano reflejo del resplandor de tu sonrisa...aquella sonrisa.
Tu niña perdida.
Infinita fuente de fuerza y de luz, supongo que después de lo vivido no te sorprenderá este pequeño y humilde escrito. ¡Ay! Princesa entre dos aguas, has sido protagonista de las ansias de cientos de bohemios insanos, que detrás de todos sus defectos si tenían una virtud, amarte madre.
Amante infinita de tus hijos, luchadora incansable. Tú, preciosa, la mejor de las mujeres, dulce melodía que susurra entre las olas, eres sal en la tristeza, pasión en tus rutinas, valiente en tus desafíos y bella, bella, reina mora, bella, como no otra. ¿Cuántos se han perdido enamorados de ti, madre? ¿Cuántos han desquebrajado su alma al tener que abandonarte, madre? ¿Cuántos? ¿Cuántos han dejado su vida y su espíritu en poemas, pinturas y escenarios, hablando de ti, madre? Cuantos.
No hay nada comparable a tu alma. Vagué incansable por el mundo, repiré aires no perfumados de azahar, ví cielos sin estrellas, campos sin jilgueros, gente sin sonrisa… anduve por tierras lejanas en busca de aventuras y emociones, y solo encontré una, una madre, la aventura de la nostalgia del paraíso y la añoranza de que mis lágrimas se deslizaran en la arena de tus orillas, porque cada paso que a mi cuerpo alejaba de ti, acercaba mi mente a tu pecho.
Día tras día, pienso en los momentos que viví contigo, en los momentos que lloré y reí, y cada segundo siento más compasión de mis verdugos, pues son grises e insulsos. ¡Ay! Ignorantes...se creen reyes en vida y nunca aprendieron a vivir, a tocar la libertad con las manos, a soñar una incansable mañana, a probar el dulce incorpóreo de la incertumbre, a beber por reír, a llorar por temblar, a amar, a doler, a disfrutar. Madre, gracias por no dejarme ser como ellos, gracias por haberle permitido al viento que acariciase mi pelo, gracias por dorar mi piel con el resplandor de tu mirar, gracias por ese maravilloso don que me diste, sí, ese que me descubre la belleza de la nea, ese don que me hace sufrir al compás de los pasos de mi Dios, ese que me permite morir de placer cuando mi corazón escucha el profundo cantar de una guitarra. Madre, gracias.
Alegre y vivaz te mostraste en tus más tempestuosas tragedias, junto a tus ocho soles. Los echo muchísimo de menos... ¿Cómo estarán? La mayor, la mayor, seguirá como siempre espero, elegante y sobria, pero brillante, brillante en un cielo de olivos. ¡Qué recuerdos! Aún me tiembla el pulso cuando viene a mi cabeza aquel día en el que tu chiquillo escondió a mi primer amor entre las cañas de la playa, le doy gracias a la vida por haberme permitido criarme con esa fuente de salero y gallardía que es tu muchacho, jamás olvidaré como cuidó de mí. Creo recordar que ahora en febrero es el cumpleaños de tu chica ¿no?, en mi memoria está la cantidad de novios que le salían por estas fechas, ¡qué niña esta! Tan alegre como tú. Felicítala y dale un beso a todos los demás de parte de aquella que los quiso tanto.
Libertad, libertad es tu segundo nombre. Cada día, cada luna, a todos nosotros nos enseñaste a ser libres y no de la manera fácil y seca con la que algunos se contentan, nos enseñaste a ser libres a pesar de las cadenas, libres de corazón y de sangre, libres de alma y de espíritu... ¿Cómo darte las gracias madre?
Un poco triste me estoy poniendo y no quiero, porque sé que no te gusta, pero es que un frío aterrador asola mi alma, me atormenta el no poder morir entre tus brazos o luchando por ti o por mis hermanos, como lo hizo aquel que te pintó entre palabras y cuya obra sirvió de pan a espíritus hambrientos como el mío. Me dí cuenta tarde de que esta guerra corresponde a otro soldado, más no es tanto mi pesar, pues he llevado tu corazón por bandera y he intentado acercar tu esmeralda a todas las almas errantes que encontré en mi camino.
Cuando el sol muere bajo los muros de mi jaula y hace aparición la luz blanca más hermosa, mi alma marinera vuelve contigo a jugar entre tus faldas, como antaño madre. No tengo riquezas que ofrecerte princesa, ni glorias que te enorgullezcan, solo un pecado, por el que estoy presa, mi sentimiento de libertad, guardado en este corazón valiente, defendido por mis mejores armas, una espada de tinta y este blanco escudo de papel.
Intensamente respiro con el único objetivo de poder volver a oler tu perfume antes de mi fin. Solo un consuelo me queda madre, pues se que si Dios te puso en la tierra, te tendrá también en el cielo, y esa es mi esperanza, verte a la otra orilla cuando baje de la barca, verte a ti, el vientre donde nací, el primer aliento que exhalé...
Amiga, confidente, reina...el mejor cuadro jamás pintado, musa miliunanochesca de mi inspiración, ya va a nacer el sol, ya llega mi hora, más no te preocupes, porque ya no tengo miedo. Madre ya sabes lo que siento, ya sabes que aunque me fui nunca te olvidé, que siempre te guardé en el lugar más querido de mi alma y que si alguna vez se me concedió el lujo de ser feliz, fue yendo de tu mano. Nada me haría más desdichada que hacerte llorar, no derrames ni una lágrima. Querida, concédeme un último deseo, sonríe, quiero que sonrías con más intensidad que nunca, por favor, quiero que lo último que vean mis pupilas sea el lejano reflejo del resplandor de tu sonrisa...aquella sonrisa.
Tu niña perdida.
Carta a un amor quebrado
13 de junio de 1992
Querido amigo,
Querido ángel de mi desventura, protagonista de mis desdichas, te preguntarás por qué después de tantos años me dispongo escribirte. Yo, se que ya no tengo derecho a atormentar lo que los días se han encargado de calmar, pero creo que tenías que saber, que el mundo se me hace más grande ahora que no estás, que estoy perdida en su inmensidad y que no encuentro la manera de retomar mi camino. ¿Por qué? Pues ni yo misma lo sé, supongo que porque me haces falta, supongo que porque te quiero, supongo que porque me hundo en la más horrible desesperación cuando miro unos ojos y no veo mi reflejo en tus pupilas, supongo que porque cuando unas manos tocan mi cuerpo siento frío, es más, ya ni siento…
Estar muerta en vida siento, y sí, es cierto, cuando me miras me escondo bajo esta absurda fachada de indiferencia y soberbia, mas tu sabes que soy tuya, que mi corazón es tuyo y que bajo mi pálida piel, que bajo mis agrios suspiros, estas tú. Lo sabes y también sé que todavía sueñas conmigo, que al cerrar los ojos recuerdas mis besos y que deseas, como hacíamos antes, regalar nuestras caricias al espíritu azul de las profundidades.
Hoy vuelvo a aquella playa, a aquel paraíso en el que me resguardabas del frío entre tus brazos, allí, allí donde solo estábamos la arena, el mar… nosotros. Y hoy estoy aquí, ahora el viento acaricia mi pelo, la arena acaricia mi espalda, pero mi pecho ya no escucha tu voz, ni mis manos se estremecen entre las tuyas. Hoy, hoy solo estamos la arena, el mar y yo.
Mi marinero, cuantas veces te oí decir que nuestro amor era tan hermoso como el cantar de las olas…hoy me doy cuenta de que el amor es como las olas y que la tuya rompió en mi vida. Sin embargo, ahora no estás, el tiempo, maldito enemigo, siempre te aleja de mi, ahora duermes en otra playa y yo solo soy ese fantasma gris que vaga inundada de tristeza entre la neblina de tus más dulces y agrios recuerdos.
Mi amor, cada día te echo más de menos, cada día es una agonía, aunque… ya nada importa, pues el tiempo no vuelve y aunque lo hiciese no se pueden cambiar los hilos que tejen el destino, lo sé. Tu inmadurez nos llevó al equívoco y mi orgullo a la amargura. No se puede volar sin alas y eso yo no lo sabia, pensé que poco a poco el vuelo levantaría, que no me hacia falta nadie, que no necesitaba más que mi fortaleza y mi valía. Pero no fue así, se me olvidó que tú eras mis alas, que tu eras mi música cuando bailo, que eras mi sangre, mi alegría, simplemente no me acordé que tu eras mi aliento, mi vida.
Yo no entendía de amores, amor, un juego, simplemente deseo, algo físico y estúpido, una excusa para justificar fracasos. Mas me equivoqué y ahora mis lagrimas por tu ausencia pagan por mi ignorancia. El amor, el amor mueve el mundo, el amor nos hace libres, nos hace esclavos, el amor es simple y complejo, cobarde y valiente, dulce y amargo. He tenido que perderte, he tenido que hacerte llorar, he tenido que desgarrar mis adentros para darme cuenta de que el amor es la danza de las almas, la belleza de las flores maquilladas con rocío, la armonía de las estrellas en la noche oscura, el lenguaje de dos corazones rebosantes de pasión …
Te fuiste, te fuiste y no te lo reprocho, gracias a eso he aprendido a amar, a escuchar los gritos de mi alma que hoy dicta una a una estas palabras. Entiendo que te fueras, fui la que cantaba en tu Odisea, te tuve y te hice sufrir, me ensañé con tu corazón hasta calmar mi ira, iba y venia, con mi casa a modo de burdel, fui egoísta y cruel y no se me ocurre mejor manera de compensarte que no volver a entrometerme en tu camino.
Ella te quiere y me alegra, vuelve y déjate querer, miéntele si le hace falta, nunca le digas que pasó, nunca le digas quien es el complemento de tus ansias, nunca le digas de quién eres. Si algún día lo descubre, di que es solo un cuento, que no has derramado ni una lágrima por nadie y que aquella que gritaba tu nombre solo era una pobre loca.
Tus ojos llevan marcados a fuego mi tormento, pero me consta que te han devuelto la sonrisa y yo no quiero volver a perturbar tu mente, por eso esta carta no te la enviaré, esta carta la leerá únicamente aquel que murmura en todas mis noches contigo, el testigo de nuestro infinito amor, nuestro fiel confidente, el mar.
Amigo, querido Ulises, no quiero que me compadezcas, como ya te he dicho el destino es el destino, y el mío es llorar por ti, marinero. Me voy contigo, mi leal azul, a cantar como buena sirena, la amargura de mi alma, a tus inmensidades libertinas y profundas... mi mar, nuestro mar.
Siempre tuya.
Te esperaré al otro lado de
nuestro horizonte…Te quiero.
Tu sirena.
Querido amigo,
Querido ángel de mi desventura, protagonista de mis desdichas, te preguntarás por qué después de tantos años me dispongo escribirte. Yo, se que ya no tengo derecho a atormentar lo que los días se han encargado de calmar, pero creo que tenías que saber, que el mundo se me hace más grande ahora que no estás, que estoy perdida en su inmensidad y que no encuentro la manera de retomar mi camino. ¿Por qué? Pues ni yo misma lo sé, supongo que porque me haces falta, supongo que porque te quiero, supongo que porque me hundo en la más horrible desesperación cuando miro unos ojos y no veo mi reflejo en tus pupilas, supongo que porque cuando unas manos tocan mi cuerpo siento frío, es más, ya ni siento…
Estar muerta en vida siento, y sí, es cierto, cuando me miras me escondo bajo esta absurda fachada de indiferencia y soberbia, mas tu sabes que soy tuya, que mi corazón es tuyo y que bajo mi pálida piel, que bajo mis agrios suspiros, estas tú. Lo sabes y también sé que todavía sueñas conmigo, que al cerrar los ojos recuerdas mis besos y que deseas, como hacíamos antes, regalar nuestras caricias al espíritu azul de las profundidades.
Hoy vuelvo a aquella playa, a aquel paraíso en el que me resguardabas del frío entre tus brazos, allí, allí donde solo estábamos la arena, el mar… nosotros. Y hoy estoy aquí, ahora el viento acaricia mi pelo, la arena acaricia mi espalda, pero mi pecho ya no escucha tu voz, ni mis manos se estremecen entre las tuyas. Hoy, hoy solo estamos la arena, el mar y yo.
Mi marinero, cuantas veces te oí decir que nuestro amor era tan hermoso como el cantar de las olas…hoy me doy cuenta de que el amor es como las olas y que la tuya rompió en mi vida. Sin embargo, ahora no estás, el tiempo, maldito enemigo, siempre te aleja de mi, ahora duermes en otra playa y yo solo soy ese fantasma gris que vaga inundada de tristeza entre la neblina de tus más dulces y agrios recuerdos.
Mi amor, cada día te echo más de menos, cada día es una agonía, aunque… ya nada importa, pues el tiempo no vuelve y aunque lo hiciese no se pueden cambiar los hilos que tejen el destino, lo sé. Tu inmadurez nos llevó al equívoco y mi orgullo a la amargura. No se puede volar sin alas y eso yo no lo sabia, pensé que poco a poco el vuelo levantaría, que no me hacia falta nadie, que no necesitaba más que mi fortaleza y mi valía. Pero no fue así, se me olvidó que tú eras mis alas, que tu eras mi música cuando bailo, que eras mi sangre, mi alegría, simplemente no me acordé que tu eras mi aliento, mi vida.
Yo no entendía de amores, amor, un juego, simplemente deseo, algo físico y estúpido, una excusa para justificar fracasos. Mas me equivoqué y ahora mis lagrimas por tu ausencia pagan por mi ignorancia. El amor, el amor mueve el mundo, el amor nos hace libres, nos hace esclavos, el amor es simple y complejo, cobarde y valiente, dulce y amargo. He tenido que perderte, he tenido que hacerte llorar, he tenido que desgarrar mis adentros para darme cuenta de que el amor es la danza de las almas, la belleza de las flores maquilladas con rocío, la armonía de las estrellas en la noche oscura, el lenguaje de dos corazones rebosantes de pasión …
Te fuiste, te fuiste y no te lo reprocho, gracias a eso he aprendido a amar, a escuchar los gritos de mi alma que hoy dicta una a una estas palabras. Entiendo que te fueras, fui la que cantaba en tu Odisea, te tuve y te hice sufrir, me ensañé con tu corazón hasta calmar mi ira, iba y venia, con mi casa a modo de burdel, fui egoísta y cruel y no se me ocurre mejor manera de compensarte que no volver a entrometerme en tu camino.
Ella te quiere y me alegra, vuelve y déjate querer, miéntele si le hace falta, nunca le digas que pasó, nunca le digas quien es el complemento de tus ansias, nunca le digas de quién eres. Si algún día lo descubre, di que es solo un cuento, que no has derramado ni una lágrima por nadie y que aquella que gritaba tu nombre solo era una pobre loca.
Tus ojos llevan marcados a fuego mi tormento, pero me consta que te han devuelto la sonrisa y yo no quiero volver a perturbar tu mente, por eso esta carta no te la enviaré, esta carta la leerá únicamente aquel que murmura en todas mis noches contigo, el testigo de nuestro infinito amor, nuestro fiel confidente, el mar.
Amigo, querido Ulises, no quiero que me compadezcas, como ya te he dicho el destino es el destino, y el mío es llorar por ti, marinero. Me voy contigo, mi leal azul, a cantar como buena sirena, la amargura de mi alma, a tus inmensidades libertinas y profundas... mi mar, nuestro mar.
Siempre tuya.
Te esperaré al otro lado de
nuestro horizonte…Te quiero.
Tu sirena.
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