domingo, 19 de abril de 2009

Breve contexto de la Globalización

La “globalización” es la tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales y/o la sustitución en las “tareas de coordinación social” de la administración por las “fuerzas de mercado”. A estas dos definiciones, de la Real Academia y de Fernando Vallespín respectivamente, podemos añadir una tercera, la de Carlos Román, que bajo mi punto de vista es la que mejor expresa lo que conlleva de manera práctica la aplicación cotidiana procedente de la aceptación de este planteamiento, y dice así, es un “proceso de reducción o eliminación de obstáculos a la libre circulación de, por este orden: ideas, decisiones, capitales, servicios, productos y factores de producción y, entre éstos, en muy último lugar, fuerza de trabajo”.

Podemos decir, que el dogma de este movimiento es la pretensión de que prime la economía sobre el resto de los campos de la realidad, predicando, como dice el sociólogo Ulrich Beck, “la salvación del mundo por el espíritu de mercado”. De este modo, se minimizaría el Estado social y la democracia, bajo el yugo de las leyes de la oferta y la demanda mundial.

Un efecto muy característico de esta corriente económica, sería la creación de un mayor abismo, si cabe, entre la miseria y la riqueza. De este modo, mientras las zonas con posibles más limitados inician una andadura hacia la más dura pobreza, los recursos económicos se concretan cada vez en regiones y manos, que al compás de las exigencias mercantiles se hacen progresivamente más pequeñas, creando según Giddens, cito textualmente, “un mundo de ganadores y perdedores”.

Aunque lo dicho es cierto, también es necesario comentar que, los países pobres “más globalizados”, si están obteniendo algunos beneficios de esta nueva realidad, tal y como muestran los estudios realizados por el Banco Mundial.

Una causa primordial de la globalización, es la conexión informativa entre las distintas partes de la Tierra, lo que proporciona una mayor dinamización y rapidez en las relaciones comerciales, dando lugar a una mayor flexibilidad en la organización de las empresas y un aumento de poder de estas sobre sus empleados. Así, podemos decir, que se intensifican las relaciones sociales de tal manera que al igual que rápido crecimiento, en ocasiones, se pueden extender, como esta ocurriendo, situaciones adversas a lugares geográficamente separados.

También es relevante comentar que este nuevo entramado mundial fomenta la productividad y la competitividad que, a modo de levadura, expanden este nuevo horizonte.

Por lo expuesto, no es de extrañar la sospecha de las estrechas relaciones entre la globalización y el neoliberalismo, puesto que ambos convergen en una política económica totalmente liberal y entienden los intereses del mercado como los intereses que la sociedad precisa para su evolución. Así vuelve a concebirse al ser humano como una mera mercancía, por lo que podemos sintetizar dichos vínculos como la vuelta a un disfrazado capitalismo en estado puro.

Por último, veo preciso que tenga lugar aquí, el movimiento que lucha ante las temidas, por algunos, e inevitables consecuencias de este nuevo contexto, y es la corriente anti-globalización, llamada así por los medios, o, como sus componentes, prefieren, altermundista. Este pensamiento suele concebirse como un resurgir de la izquierda contra las ineluctables desigualdades que esta ocasionando este proceso, aunque, personalmente, creo que cualquier mente racional y un poco comprometida con el mundo, puede posicionarse en contra de esta plaga económica que, mejor o peor, intentamos sobrellevar, no tanto por su ideología, sino por su ética.

En síntesis, la globalización es un movimiento neoliberal que establece la supremacía de los intereses económicos sobre el resto de los existentes, ocasionando, como su consecuencia más atroz, una polarización de la riqueza. Contra este nuevo tejido social se posiciona el movimiento altemundista, que pretende la paralización de lo originado por este medio de vida que se nos impone.

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